Educando emociones
«La emoción decide y la razón justifica»
Sentimos. Nos emocionamos. Poseemos un amplísimo abanico emocional que se configura a partir de unas pocas emociones, las llamadas básicas que, en su mezcla, van dando lugar y vida a otras emociones cada vez más complejas. Sabemos de la importancia que tiene conocerlas desde bien pequeños y así ir desarrollando la inteligencia emocional de nuestros niños y niñas. Inteligencia emocional se define como «la habilidad para reconocer, controlar y modificar estados de ánimo propios y ajenos» (Goleman, D.).
Así pues, el primer paso sería identificar las emociones. Saber cuáles son, ponerles nombre, qué significan y conocer las reacciones que producen en nuestro cuerpo son algunos de los objetivos que nos planteamos.
De este modo las aulas y pasillos se llenan de ternura, amor, alegría, así como de miedo, asco o rabia. Los niños y niñas sienten y a lo que sienten le pueden poner nombre. También pueden saber de dónde provienen algunas de sus reacciones. Como si de una «alarma» se tratase, la emoción se activa en uno mismo y, si el niño o la niña es capaz de identificarla puede llegar a modificar, a preveer, a cambiar. En definitiva alcanzará la habilidad necesaria para autocontrolarse, o siguiendo el símil, introducir el código para desactivar la alarma o reconfigurarla.
Para ayudarnos en ésta labor educativa tan sumamente importante, contamos con algunos materiales y propuestas como el «Programa Aulas Felices»; «Qué sientes», de Violeta Monreal; o «Emocionario», de Palabras Aladas, material que podéis consultar pinchando encima de cada uno de los nombres.
Si queréis ver algunos de los materiales y tareas que realizamos en el cole, podéis acceder a ellos desde la plataforma educ@mos.